¿Por qué los SUV son una gran opción para la movilidad eléctrica?

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Son los reyes del mercado. La proliferación de los vehículos SUV es constante desde hace años, gracias a su innegable atractivo en materia de diseño, versatilidad y espíritu aventurero.

Y si su tendencia en ventas no deja de crecer, hay ciertos aspectos que, además, hacen de los SUV una opción perfecta para la movilidad eléctrica de los próximos años.

No en vano, son ya muchas las marcas que han optado por que su primer coche 100% eléctrico de producción sea un SUV. Jaguar con el I-Pace y Mercedes-Benz con el EQC son solo dos de estos ejemplos. Y más allá de optar por un segmento que tiene el beneplácito y el interés de los conductores, los fabricantes han llegado a la conclusión de que un SUV tiene las condiciones perfectas para alojar en su interior la mecánica necesaria para hacer funcionar a un vehículo eléctrico.

Tamaño, proporciones y diseño: las 3 claves para el éxito de los SUV eléctricos

Por su altura respecto del suelo, dimensiones y tipo de carrocería asociada, un SUV es ideal para alojar en sus bajos la estructura de baterías eléctricas necesaria para mover a un coche de aproximadamente 2 toneladas de peso. Además, el posicionamiento de las baterías en el suelo del habitáculo rebaja el centro de gravedad y mejora el comportamiento dinámico del vehículo.

También es importante indicar que en un SUV eléctrico se puede aprovechar la altura del vehículo para instalar en los bajos dos motores, uno en el tren delantero y otro en el trasero.

Normalmente, un coche eléctrico con esta configuración cuenta con un motor trasero que impulsa las ruedas traseras, mientras que el delantero hace lo propio con su eje mientras  aprovecha los sistemas de recuperación de energía. En el caso de los modelos con tracción 4×4, esta configuración resulta especialmente óptima para adaptar el par a las dificultades del terreno.

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El Jaguar I-Pace, un SUV 100% eléctrico con plataforma específica

El ejemplo perfecto del SUV eléctrico que aprovecha estos atributos es el Jaguar I-Pace. El primer coche 100% eléctrico de Jaguar es un SUV con un chasis de aluminio ligero y baterías integradas debajo del piso (más de 400 celdas, distribuidas en 32 módulos), ofreciendo una rigidez estructural excepcional para la máxima protección de sus ocupantes.

Su plataforma específica para modelos eléctricos ha permitido a los ingenieros ubicar todos los componentes importantes justo en el lugar adecuado. De esta manera, las cuatro ruedas pueden posicionarse pegadas a las esquinas. El resultado es un espacio interior similar a los SUV de segmentos superiores.

También Toyota y Subaru apuestan por el SUV eléctrico, en este caso de tamaño compacto, para el desarrollo de su primer coche 100% eléctrico. Con este objetivo, ambas marcas están desarrollando de forma conjunta una plataforma común para vehículos eléctricos, con la que cada una desarrollará su propio modelo.

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La especialización, clave para el futuro de los talleres

De la mano de vehículos más tecnológicos, autónomos y eficientes, las necesidades de mantenimiento y reparación en los talleres sufrirán cambios realmente importantes. Según estudios recientes, la frecuencia de las colisiones en circulación se reducirá en un 80% para el año 2040. De la misma manera, las reparaciones y tareas de mantenimiento se centrarán cada vez más en elementos electrónicos del vehículo.

Esta paulatina evolución no hará desaparecer a los talleres, pero sí reformulará su modelo de negocio. En este sentido, será vital la especialización del personal del taller, así como la inversión en material de trabajo adaptado a los nuevos procesos y operativas.

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