¿Por qué se usa el aluminio en la carrocería de los coches?

El uso del aluminio en la fabricación de los automóviles ha dado grandes avances durante los últimos 20 años. Tanto, que a día de hoy se ha convertido en un material prácticamente obligatorio para fabricar un coche. El aluminio posee unas determinadas características que, en muchos casos, lo hacen un material mejor que el acero.

Un material ligero que genera grandes beneficios

En primer lugar, el aluminio destaca por ser hasta un tercio más ligero que el acero a igualdad de volumen, por lo que su empleo tiene como principal razón de ser, la fabricación de un coche lo más liviano posible. Menos peso equivale directamente a menor consumo, y este menor consumo equivale directamente a menos emisiones de gases contaminantes.

Además, de un peso inferior también se benefician las prestaciones y la dinámica de conducción, que se ven claramente mejoradas. Un claro ejemplo es el nuevo Audi Q7, un modelo que en su segunda generación ha adoptado el aluminio en mucho elementos de la carrocería, el tren rodante o el sistema de escape, entre otros. El resultado ha sido una reducción en más de 300 kg. del peso de este SUV respecto a la generación anterior.

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Una alta conductividad térmica

Además, el aluminio posee una alta conductividad térmica, lo que redunda en una mejor disipación del calor de la soldadura, consiguiendo así una soldadura casi perfecta. Esta propiedad hace que su uso en determinadas partes de la mecánica sea también habitual desde hace unos años.

Una resistencia a la corrosión superior al acero

Otro punto a favor para el aluminio es su resistencia a la corrosión. A diferencia del acero, el aluminio no se oxida, lo que resulta muy interesante para la fabricación de chasis, carrocerías y elementos de la carrocería, tales como aletas, puertas o capós.

Una rigidez torsional mejorada

Sobre el papel, en cuestión de dureza el aluminio es inferior al acero, pero gracias a la tecnología actual se han logrado crear estructuras tridimensionales con mayor rigidez torsional que la equivalente en acero. Las carrocerías de aluminio actuales son mucho más rígidas que las de acero, por lo que incorporan zonas de deformación programada para disipar la energía en caso de impacto.

La primera generación del Audi A8, presentada hace más de 20 años, fue pionera en el uso del aluminio (denominando su carrocería como Audi Space Frame o «ASF») para mejorar la rigidez torsional de los vehículos. Un coche que revolucionó la industria a partir de una mezcla inteligente de aluminio y acero de alta resistencia.

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Una mejor predisposición a su reciclaje

Otro importante punto a favor de este material es que el aluminio se presta mucho al reciclaje, ya que el proceso requiere poca energía y el material no pierde sus propiedades durante su reciclaje para una posterior reutilización.

Uno de los pocos puntos en los que deberá mejorar el aluminio en los próximos años es su coste. Actualmente, el coste de obtención de este material es muy superior al del acero, hecho que está ralentizando su implantación como material de referencia en las carrocerías de coches.

En el momento en que se hayan desarrollado sistemas que faciliten su extracción como mineral y resulte más rentable su uso, lo veremos implementado en mucha mayor medida en los vehículos.

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